Anoche me acosté con la intención de dormir pero nada más hacerlo me puse a pensar en tí. Tu mirada en mi recuerdo comenzó pronto a sangrar como una herida cerrada a la que vuelben a apuñalar. Una y mil veces dije que te tenía que olvidar y un millón más me maldije por volverte a recordar. Y ya cuando salía el sol y entraba por mi ventana el sueño al fin me vencía mientras mis ojos lloraban lágrimas ensangrentadas porque me dí cuenta de que son sueños tan profundos que nunca podré olvidar porque me gustas, Te quiero y no lo puedo negar.
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