No te enamores nunca, no te enamores jamás, que tu sonrisa de niño se puede marchitar. Que tus ojos tan brillantes se pueden enmapañar de frías lágrimas que tardarías en secar. Sé que por mucho que te lo diga, sé que caso no me harás. Que, poco a poco, sin saberlo, tú de ella de enamorarás.
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