A veces al amor a un niño no es más que el propio gozo de vernos desde fuera amándole y gustarnos. Esa es su verdadera magia. Nos recuerdan lo que somos.
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A veces al amor a un niño no es más que el propio gozo de vernos desde fuera amándole y gustarnos. Esa es su verdadera magia. Nos recuerdan lo que somos.