El paso del tiempo nos aprisiona, no en una celda de cemento y ladrillos, sino en una de esperanzas rotas y tragedias imprevisibles, cuan grandiosa sería entonces la oportunidad del volver, pero al hacerlo no nos estariamos enfrentando al Tiempo sino a nosotros mismos, porque aunque podamos escapar de la carcel del tiempo, jamas podremos salir de la carcel de nuestra propia naturaleza.
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