El mal es el rostro detrás de mil máscaras.

Podemos sufrir el mal, sólo porque conocemos el bien.

No hay mal que dure cien años.

Es imposible suprimir el bien o el mal, sólo podemos mantener al bien despierto mientras adormecemos el mal.

Si una cosa esta muy bien seguro que todas las demás están mal.

El mal es un bien inevitable, pues sólo gracias a él conoceremos la forma correcta de hacer las cosas.

El mal, hijo poderoso del odio, es la peor consecuencia de la más absurda elección, el miedo a amar.

La maldad no existe, es la malícia quien la reina, pero no olviden, al final todo se hace por la ciencia.

La maldad de los demás te hace madurar y crecer mucho.

El miedo lleva a la ira, la ira lleva al sufrimineto, el sufrimiento lleva al odio y éste a la maldad y la locura.